En busca de Antonio José
Saneyuki Maekawa es un estudiante japonés que se encuentra en Burgos investigando sobre la vida del compositor para su tesis. Ha pasado por todos los pueblos de la provincia que el maestro visitó
Maekawa, junto al piano de Antonio José y su busto que se conservan en el Archivo Municipal.
Jesús Javier Matías
Lucía Bonilla / Burgos
Saneyuki Maekawa es un japonés de 29 años que proviene de la ciudad de Saitama, cerca de Tokio. Ahí, en su país, está estudiando la carrera de Comunicación Intercultural. Gracias a que se encuentra en su último curso, que le obliga a realizar una tesis, se encuentra en Burgos. Ha venido a investigar sobre una de las personas que más le ha intrigado en su vida: el compositor Antonio José. Parece increíble que una persona de una cultura muy diferente encuentre fascinación en un músico local.
Al parecer, en Japón, el arte de la guitarra española causa furor. Maekawa aprendió a tocarla a los 20 años. Así fue como conoció a Antonio José. «En mi país en realidad no muchos le conocen y los que sí saben de él solamente sabrán hablarte de su Sonata para guitarra», cuenta. Así, Maekawa se vio fascinado por su música y fue más allá, adentrándose en las demás obras del músico. «Internet me ha ayudado mucho para conocerlo», afirma.
De esta manera, decidió que el tema para su tesis iba a ser sobre compositores españoles durante la Guerra Civil. «Estoy estudiando también a Eduardo Toldrà y Andrés Isasi. Pero Antonio José me ha llevado mucho tiempo porque me ha interesado su historia», cuenta Maekawa. En los más de 20 días que lleva en la provincia, gracias a una beca proporcionada por su universidad, el estudiante japonés ha recorrido en bicicleta todos los pueblos en los que el compositor alguna vez puso pie, acompañado únicamente por su guitarra y su armónica. «Gracias a la gente de los pueblos pude hablar con personas relacionadas con alguien que le había conocido. Además estuve en los lugares donde Antonio José se hizo algunas fotos», relata emocionado. Reconoce que para él ha sido una experiencia enriquecedora.
Disfrutando de los paisajes, Maekawa tuvo una idea: ¿por qué no convertir la vida del compositor burgalés en película? «Me he imaginado los lugares con su presencia y la gente que conocía. Me encantaría poder hacerlo», detalla. Asegura que la historia de este peculiar burgalés es digna de ser trasladada a la gran pantalla. «Me impresiona cómo un hombre normal, como cualquier otro, reacciona de la manera que pudo ante una situación tan difícil como la guerra civil: componiendo. Quisiera saber qué haríamos nosotros en momentos como esos», razona. Cree que la diferencia entre un músico, como Antonio José, y el resto de la sociedad de aquellos tiempos es la capacidad que tuvo para crear algo en respuesta a lo que sucedía a su alrededor.
A decir verdad, muy pocas personas hablan de lo que hacen con tanta emoción como Maekawa. Confiesa que utiliza mucho la imaginación a la hora de investigar. Le gusta soñar con lo que el compositor estaría haciendo en los lugares que visitó. «En una foto que aparece junto a varias otras personas en el pueblo de Báscones del Agua, cerca de Lerma, hay una botella de vino en la mesa. Yo visité el sitio donde la foto fue tomada y creo que era el lugar perfecto para hacer botellones en aquellos tiempos», relata. Y eso es lo que imagina que el burgalés estaba haciendo en el momento de la foto: tomarse sus copitas con sus amigos.
Ha tenido que leer tanto sobre Antonio José que incluso ya lo trata como si fuera su amigo. «Yo estoy seguro de que, antes de morir, él estaba listo para retomar su obra folclórica. Creo que era muy feliz en sus tierras», comenta. Por eso dice que le encantaría publicar algún día la historia de su viaje por los pueblos del compositor, para compartir todo lo que ha aprendido sobre él.
Asegura que de Antonio José no sólo le interesó el hecho de que fuera compositor, sino también que fuera folclorista. «Es muy difícil encontrar estas dos características en una persona. No todos los que han hecho cancioneros populares han viajado por los pueblos para descubrirlos. Por eso él me llamó tanto la atención», explica. Así, la música de este peculiar compositor le parece moderna y tradicional al mismo tiempo.
Maekawa, como músico que también es, dice sentir a través de las melodías de Antonio José el amor de éste por Burgos. «Me duele mucho que haya sido fusilado aquí mismo», confiesa. Comenta que por todo lo que ha escuchado de la gente, a los mayores les parece que lo mataron por envidia, los más jóvenes aseguran que por cuestiones políticas. «Es muy curioso. Creo que es el resultado del ambiente en el que han vivido», sostiene.
Sumergido entre los manuscritos del compositor, las biografías hechas sobre él y todo texto que lo mencione, Maekawa descubre cosas nuevas cada día. Con sonrisas y sueños, trata de comprender la vida de un personaje que muchos desconocen. Así, crea hipótesis sobre por qué sus melodías son de una manera y no de otra, por qué hay tantos tachones y borrados en sus pentagramas.
Pronto regresará a su país. Espera poder enseñar a su sociedad lo que ha aprendido por tierras burgalesas y sobre todo dar a conocer la curiosa vida de Antonio José, con quien quizás no tenga muchas diferencias, pues ambos son jóvenes que, haciendo lo que les gusta, luchan por sus sueños
Al parecer, en Japón, el arte de la guitarra española causa furor. Maekawa aprendió a tocarla a los 20 años. Así fue como conoció a Antonio José. «En mi país en realidad no muchos le conocen y los que sí saben de él solamente sabrán hablarte de su Sonata para guitarra», cuenta. Así, Maekawa se vio fascinado por su música y fue más allá, adentrándose en las demás obras del músico. «Internet me ha ayudado mucho para conocerlo», afirma.
De esta manera, decidió que el tema para su tesis iba a ser sobre compositores españoles durante la Guerra Civil. «Estoy estudiando también a Eduardo Toldrà y Andrés Isasi. Pero Antonio José me ha llevado mucho tiempo porque me ha interesado su historia», cuenta Maekawa. En los más de 20 días que lleva en la provincia, gracias a una beca proporcionada por su universidad, el estudiante japonés ha recorrido en bicicleta todos los pueblos en los que el compositor alguna vez puso pie, acompañado únicamente por su guitarra y su armónica. «Gracias a la gente de los pueblos pude hablar con personas relacionadas con alguien que le había conocido. Además estuve en los lugares donde Antonio José se hizo algunas fotos», relata emocionado. Reconoce que para él ha sido una experiencia enriquecedora.
Disfrutando de los paisajes, Maekawa tuvo una idea: ¿por qué no convertir la vida del compositor burgalés en película? «Me he imaginado los lugares con su presencia y la gente que conocía. Me encantaría poder hacerlo», detalla. Asegura que la historia de este peculiar burgalés es digna de ser trasladada a la gran pantalla. «Me impresiona cómo un hombre normal, como cualquier otro, reacciona de la manera que pudo ante una situación tan difícil como la guerra civil: componiendo. Quisiera saber qué haríamos nosotros en momentos como esos», razona. Cree que la diferencia entre un músico, como Antonio José, y el resto de la sociedad de aquellos tiempos es la capacidad que tuvo para crear algo en respuesta a lo que sucedía a su alrededor.
A decir verdad, muy pocas personas hablan de lo que hacen con tanta emoción como Maekawa. Confiesa que utiliza mucho la imaginación a la hora de investigar. Le gusta soñar con lo que el compositor estaría haciendo en los lugares que visitó. «En una foto que aparece junto a varias otras personas en el pueblo de Báscones del Agua, cerca de Lerma, hay una botella de vino en la mesa. Yo visité el sitio donde la foto fue tomada y creo que era el lugar perfecto para hacer botellones en aquellos tiempos», relata. Y eso es lo que imagina que el burgalés estaba haciendo en el momento de la foto: tomarse sus copitas con sus amigos.
Ha tenido que leer tanto sobre Antonio José que incluso ya lo trata como si fuera su amigo. «Yo estoy seguro de que, antes de morir, él estaba listo para retomar su obra folclórica. Creo que era muy feliz en sus tierras», comenta. Por eso dice que le encantaría publicar algún día la historia de su viaje por los pueblos del compositor, para compartir todo lo que ha aprendido sobre él.
Asegura que de Antonio José no sólo le interesó el hecho de que fuera compositor, sino también que fuera folclorista. «Es muy difícil encontrar estas dos características en una persona. No todos los que han hecho cancioneros populares han viajado por los pueblos para descubrirlos. Por eso él me llamó tanto la atención», explica. Así, la música de este peculiar compositor le parece moderna y tradicional al mismo tiempo.
Maekawa, como músico que también es, dice sentir a través de las melodías de Antonio José el amor de éste por Burgos. «Me duele mucho que haya sido fusilado aquí mismo», confiesa. Comenta que por todo lo que ha escuchado de la gente, a los mayores les parece que lo mataron por envidia, los más jóvenes aseguran que por cuestiones políticas. «Es muy curioso. Creo que es el resultado del ambiente en el que han vivido», sostiene.
Sumergido entre los manuscritos del compositor, las biografías hechas sobre él y todo texto que lo mencione, Maekawa descubre cosas nuevas cada día. Con sonrisas y sueños, trata de comprender la vida de un personaje que muchos desconocen. Así, crea hipótesis sobre por qué sus melodías son de una manera y no de otra, por qué hay tantos tachones y borrados en sus pentagramas.
Pronto regresará a su país. Espera poder enseñar a su sociedad lo que ha aprendido por tierras burgalesas y sobre todo dar a conocer la curiosa vida de Antonio José, con quien quizás no tenga muchas diferencias, pues ambos son jóvenes que, haciendo lo que les gusta, luchan por sus sueños
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